domingo, 11 de diciembre de 2011

El silencio del levante,
La húmeda de miradas,
La pluma en el tintero,
El pulso en la garganta.

La lluvia en mi ventana,
Abandonada de tu calor,
Empañada de mi miedo,
Fruto de lágrimas grises.


“Como poder  enveses con humildad Sin que tus labios,
Me persigan y me vuelvan a encontrar
Donde los dioses saben ya que no nos pueden castigar
Porque  en tu cama nos asemos inmortal.”


Y que los dioses sigan buscando nuestros lamentos,
 Yo seguiré buscando tu piel de seda en tu cama,
Mientras tú buscas entre esas sabanas mis labios,
Embriagada por el bonito color del cielo en el que estamos.


Las noches de nuestro cielo, 
Las tardes de tu sutil sonrisa, 
Son las que aunque la envidia apuñale, 
Lo nuestro, perdona, es inmortal.

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