Deja
la vela encendida al marcharme,
De mi
aliento se apagara su luz,
Como
cae el tiempo se consumirá,
El que
esperas junto a cada luna.
Deja
el corazón donde siempre,
La sonrisa
cerca de la puerta,
Para
verla tan bonita al llegar,
Que
la mía de allí no se mueve.
La puerta
encajada y en la noche,
Mi alma
llegara mientras yo sueño,
Guárdate
en la mano tus mil besos,
Que
me regalaras al olerme.
Perdona
que no te deje dormir,
A cambio
te regalo mis sueños,
Aquellos
más llenos de claridad,
Para
que los sueñes tú por mí.