sábado, 28 de enero de 2012


Esa palabra se clavo en el alma,
Y mi alma no resistía más,
La puerta sola ella se cerraba,
Y yo en la oscuridad quedaba.

Los últimos tres escalones fueron un infierno para bajarlos sin ti,
El silencio de las calles y el ruido de la humedad me acompañaban,
Los huesos se me encanijan de frio y la columna me temblaba,
El reflejo de mi rostro junto a la noche de repente apareció.

Mientras el camino interminable,
A cada paso un suspiro maldito,
Un reventón de maldiciones,
Sin mas un sin vivir con vida.

Una caída más en la fría calle y mis manos se clavaban en el suelo,
Donde no veía tus verdes reflejo de tus ojos donde no se donde estoy,
Y del frio suelo clavando una rodilla a intentos continuos me levanto,
Mi cabeza se pierde entre estos versos y entre suspiros eternos en mi pluma…

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